Una de las preguntas o de los temas más recurrentes para todos los que nos dedicamos al audiovisual: ¿Qué cámara es mejor? ¿Cuál ofrece mayor calidad?
Mi respuesta a estas preguntas es la misma que aparece en multitud de sitios en internet, al menos en el fondo:
¿Recordáis los juegos de cartas de aviones, coche o barcos que teníamos de pequeños? El juego consistía en hacer una comparativa de prestaciones entre unos modelos y otros: la velocidad punta, cuanto más alta mejor. El consumo de combustible mejor si era bajo. Aceleración de 0 a 100, menos tiempo mejor. Al final siempre había algún parámetro con el que poder ganar, sólo había que conocer bien cada vehículo y jugar con la mejor opción.
Con las cámaras pasa lo mismo. Cada proyecto requiere unas prestaciones diferentes. A lo mejor necesitas rodar con una alta tasa de fps, o quizá necesitas una alta resolución pues tienes planificados muchos VFX y esto ayudaría. O a lo mejor buscas una estética concreta y la información de color es muy importante así que cuanta menos compresión en ese campo mejor aunque pierdas resolución… Las combinaciones posibles tienden a infinito. Haced pruebas, trastead, emulad procesos… Cuando el resultado final os guste esa es vuestra cámara ideal.
En esto de las combinaciones no hay que perder de vista las ópticas y sobre todo qué vamos a captar con nuestra cámara. El decorado es algo tan importante o más que el medio por el que lo captas; en próximos post hablaremos sobre la importancia de la buena comunicación entre el equipo de arte, el de fotografía, y dirección, por supuesto.
Con la llegada del digital hemos perdido algo muy importante, al menos en la mayoría de las producciones, y es el poder elegir un sensor diferente para cada escena si lo consideramos oportuno. Con el fílmico podías tener una sola cámara con tantos sensores como quisieras y estuvieran disponibles, tan sólo tenías que cambiar el chasis y filmar sobre el stock de película que quisieras. Cambiabas la sensibilidad, el tamaño del grano, la temperatura de color y la colorimetría.
Pero ahora no, ahora lo normal es elegir una cámara con su sensor incorporado y eso es lo que tendrás toda la producción. Puedes cambiar mucho parámetros, pero el sensor es siempre el mismo fotograma tras fotograma.
Dicho esto la pregunta que yo me haría es: ¿En qué me debo fijar para encontrar la cámara perfecta? Y surgen varias consideraciones:
1. La cámara perfecta por sí misma no existe, hay que elegir la que mejor te venga en cada ocasión. Me repito, lo sé, pero es que es importante.
2. Características físicas: analiza bien tu proyecto y trata de encontrar la cámara que más y mejor cubra esas necesidades. Si tienes un rodaje en el que vas a tener planos con drones a lo mejor una Arri Alexa XT no es la mejor opción por mucho que te guste su estética.
3. Cree en lo que ves y confía en tu propio criterio. No hagas caso a los fabricantes, ni te enredes en esos blogs de “fans” de una u otra cámara. Ha llegado un punto en que han aparecidos los forofos y siempre te van a decir que la cámara que ellos han elegido es la mejor porque tienes 800000 K ó porque es la más bonita. Ni caso, hasta que no lo veas no lo creas.
4. Ten siempre en mente dónde va a acabar tu proyecto: cine, televisión, internet… Esto te dará una idea de qué es lo que necesitas realmente. Usar siempre lo mejor puede ser contraproducente, no iríamos con un Ferrari a coger aceitunas. Pues con las cámaras lo mismo.
5. Confía en tu propio criterio estético. Cosas como la latitud o el color al final son parámetros subjetivos y va a gustos. Dependerá de tu tolerancia al ruido por ejemplo.
6. No pierdas nunca de vista el presupuesto general del proyecto. Todo tiene que ir en sintonía, si la partida de cámara es enorme quizá arte se vea mermado así que tu cámara la pondrás en frente de cosas “peores”, por ejemplo.
Independientemente de todo lo anterior por supuesto que hay cámaras que se adaptan mejor a diferentes casos que otras que son más “limitadas”, yo tras muchas pruebas ya sé qué cámara me gusta más de todas y la que elegiría para el 80% de los proyectos, pero como digo es una opción muy personal, y si queréis saber cuál es… Os vais a quedar con las ganas. ¡HACED PRUEBAS!
¡Hasta la próxima!
Mr. Rye
Las LUTs, ese acrónimo que llegó a nuestras vidas con la expansión del digital y que muchos de nosotros usamos con alegría y otros lo pronunciamos con la boca pequeña y para nuestra solapa, no vaya a ser que nos pregunten qué demonios significa ese palabro y descubran que en realidad no lo tenemos muy claro.
Supongo que todos vosotros estáis más que familiarizados con la escala “f” de vuestros objetivos, o de cualquier otro, pues la escala es universal. Simplificándolo mucho se podría definir como un numerito que te indica cuanta luz deja pasar nuestra óptica en relación a su distancia focal.