Las LUTs, ese acrónimo que llegó a nuestras vidas con la expansión del digital y que muchos de nosotros usamos con alegría y otros lo pronunciamos con la boca pequeña y para nuestra solapa, no vaya a ser que nos pregunten qué demonios significa ese palabro y descubran que en realidad no lo tenemos muy claro.
Supongo que todos vosotros estáis más que familiarizados con la escala “f” de vuestros objetivos, o de cualquier otro, pues la escala es universal. Simplificándolo mucho se podría definir como un numerito que te indica cuanta luz deja pasar nuestra óptica en relación a su distancia focal.
Da igual cómo lo llamemos: corrección de color, etalonaje, grading, finishing… Sigue siendo ese elefante en la habitación del que nadie habla o habla por lo bajo sin prestarle la debida atención.
Tal y como hablamos hace un par de semanas, existe mucha confusión para algunas personas sobre lo que es el anamórfico. Casi siempre está palabra va unida a a la relación de aspecto 2.39:1, y donde más la hemos visto ha sido en la parte de atrás de nuestros DVDs o Blu-rays. Si recordáis siempre viene la relación de aspecto más la palabreja en cuestión, o la relación de aspecto sin la palabreja, pero nunca la palabreja suelta sin una relación de aspecto al lado.
Una de las preguntas o de los temas más recurrentes para todos los que nos dedicamos al audiovisual: ¿Qué cámara es mejor? ¿Cuál ofrece mayor calidad?
Desde hace muchos años, sobre todo desde la irrupción del cine digital, la elección de la relación de aspecto ("aspect ratio", como dicen los americanos) parece limitarse a la configuración de un parámetro de nuestra cámara, y en muchos casos de toma la decisión basándose en aforismos tales como: "2:35 es más cinematográfico".